Mi labor como correctora profesional consiste ni más ni menos que en hacer brillar un texto. ¿Cómo? Por un lado, corrigiendo según la norma todos los errores ortográficos y gramaticales que contenga. Y, como complemento, detectando aquellos aspectos de redacción que impiden que un texto fluya y transmita con claridad y buen estilo lo que el autor quería decir. El sistema con el que trabajo le permite al autor aceptar con facilidad los cambios que le propongo. Y el resultado es un texto limpio y eficaz.